Vinos: Naranjas Azules Garnacha 
2013

La vuelta al mundo en 80 vinos /38

Un vino es ideal cuando uno lamenta haber acabado la botella. -Roberto Verino

Pues bueno entró septiembre con el anuncio de Luis Gutiérrez (Wine Advocat, Parker) de sumarse tras la cata que hizo el 28 de agosto a la denuncia formal presentada en junio pasado por Francisco Hurtado de Amézaga, director técnico de Herederos de Marqués de Riscal, ante la Consejería de Agricultura de Castilla y León por irregularidades en el Consejo Regulador de Rueda.

Cierto que no todo el Rueda es Verdejo ni todo Verdejo Verdejo Superior, pero hincharse a vender contraetiquetas del mucho vino malo de la campaña 2013 es justo lo que nunca ni hartos de vino peleón deben hacer los responsables del organismo encargado de abanderar calidad. Cuesta hacerse un buen nombre pero desacreditarse es muy fácil. Al final, pan para hoy y hambre para mañana.

Así las cosas, alternativa imaginativa donde las haya –y no solo al vino barato– es siempre la del vino rosado.

Ahí estamos.

Abanderados por la primerísima calidad de los navarros, los rosados españoles son unos vinos muy interesantes, agradables y frescos. No dejan de salir nuevos vinos con perfumes delicados, redondos y fáciles de beber. A mitad de camino entre el blanco y el tinto, vienen a ser la dignificación del antiguo clarete de toda la vida –descatalogado por la autoridad europea–, hoy rosados y blancs de noir de crianza, con tonos evolucionados de piel de cebolla y fragancias de fruta madura.

A destacar la diferencia entre el rosado y el blanc de negres. El primero es aquel que tiene algo del color típico del vino tinto, pero solo lo suficiente como para darle un color rosa, que puede ir del claro al fuerte casi violeta, dependiendo de las uvas y las técnicas de producción usadas. El blanc de noir, en cambio, es un vino blanco hecho con uva tinta, generalmente tempranillo, pero puede elaborarse con cualquiera otras de prácticamente toda la inmensa gama de uvas tintas que produce la piel de toro. A la uva se le quita el hollejo para elaborar un vino de mucha potencia.

Tal es el caso del Naranjas Azules Garnacha 2013, de Soto y Manrique Proyecto de Familia, de Rueda. Se trata de un blanc de noir sin decolorar, de ahí que el matiz de la tonalidad, como bien apunta Juan Peñín, aunque con menor luminosidad rosácea, hace que se le confunda con un rosado. “Vino rosado de garnacha tinta con alma de blanco”, lo dejó así descrito alguien por internet.

Color rosa palo muy pálido con reflejos piel de cebolla, brillante, limpio y transparente.

Aroma elegante, complejo y fresco con notas características varietales de frutos rojos, fresa, cereza, jazmín, e hinojo.

Ligero en boca pero redondo. “Divertido y fresco”, suelen decir los amantes del vino que no es blanco ni tinto. Servir a 8º. Solo cuesta 6,60 euros.

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